martes, 18 de septiembre de 2007

Presentación del libro






Por José Ramón Álvarez /

El autor de este libro, Rafael Pineda, ministro consejero de la República Dominicana en Taiwán me pidió unas palabras de presentación de su libro El general Cabral y la guerra patria–Santomé 1855, a lo que accedo gustoso.

Aunque no soy historiador, ni dominicano, me pareció interesante y enriquecedor preparar esta presentación porque no es algo normal que un extranjero presente un libro en Taiwán, ni mucho menos una persona de la comunidad hispanohablante, y mucho menos aún un miembro del cuerpo diplomático acreditado en Taiwán. Sin embargo, considero que en nuestro grupo de hispanohablantes es un acontecimiento no sólo interesante, sino importante. Es una ocasión de conocernos mejor. Los que compartimos un mismo idioma y unas mismas raíces culturales, a veces no nos conocemos bien. Es muy normal que un español, por ejemplo, conozca mejor Francia o Alemania, que un país hermano de Latinoamérica, y un latinoamericano puede quizás conocer mucho mejor Estados Unidos que España.

Como español y profesor de español en Taiwán, considero muy importante que rompamos este tradicional desconocimiento y hasta desinterés, sobre todo en estos tiempos en que nuestro idioma está adquiriendo una importancia ya internacional. Siempre animo a mis alumnos a que presten atención a las distintas variedades del español en todos los países donde se habla, y no sólo al español de España, ya que si hay unos 400 millones de hispanohablantes, los españoles sólo somos 40 millones. Para nuestros alumnos taiwaneses la posibilidad de usar su español en el futuro será, casi seguramente, con algún latinoamericano y no con un español. En este aspecto es muy satisfactorio ver la atención que la Real Academia Española está prestando al español en Latinoamérica. El nuevo diccionario del año 2001 ha incluido ya muchos americanismos, y el nuevo Diccionario panhispánico de dudas tiene en cuenta muchos usos propios del español de todos los países de América. Este interés por lo que es cercano, aunque no sea nuestro, es lo que me ha empujado a la presentación de este libro. `

El libro que aquí tenemos, fundamentalmente es la presentación de un personaje importante en la República Dominicana. Importante por varias razones:

1. Es un intelectual, que salió al extranjero para preparar su carrera.

2. Es un patriota, que volvió a su país cuando supo que la defensa de su tierra contra el invasor lo llamaba.

3. Es un militar modelo para los que dedican su vida a la defensa de la patria.

4. Es un político importante, que fue elegido dos veces presidente del país

5. Y es un héroe y modelo para todo dominicano que se precie de tal.

El autor, en este aspecto de mostrar al general Cabral como un modelo de integridad y patriotismo, lo contrapone muy finamente con los otros dos personajes importantes de la época, también generales: Santana y Buenaventura Báez, y en la comparación la balanza se inclina claramente del lado de Cabral. Es verdad que en la página 99 el autor no oculta lo que él llama “el error fatal del general José Maria Cabral”. Pero tal error, más político que personal, no mancha la trayectoria de toda una vida consagrada al país.

Por otro lado, el núcleo del libro, como su título indica, está dedicado a la batalla de Santomé, en la que los dominicanos se defendieron de la invasión de los haitianos, por enésima vez. Los antecedentes de esta batalla están bien presentados en el libro.

La isla que los indígenas llamaron Haití (tierra alta o montañosa) y también Quisqueya (madre de tierras) fue bautizada por Colón como La Hispaniola, que luego se castellanizó en La Española. Más tarde con el florecimiento de la capital, Santo Domingo, se llamó también a la isla con el nombre de aquella, y es el más conocido hoy día.

Santo Domingo tiene una relación muy íntima con la España colonizadora y sobre todo con Colón. El propio Colón, su hermano Bartolomé y su hijo Diego gobernaron en la isla durante muchos años. Hoy día aún tenemos la controversia de si los restos mortales del almirante se encuentran en Santo Domingo o en Sevilla.

De la isla salieron las primeras expediciones de conquistas hacia Cuba, México y el Caribe. Y fue en Santo Domingo donde empezó su trabajo apostólico y donde comenzó a forjar sus obras en defensa de los indígenas el famoso Padre Bartolomé de las Casas.

La parte occidental de la isla fue ocupada en 1640 por los franceses, que desde la isla Tortuga hacían continuas incursiones por toda la isla. Luego llegaron los esclavos negros y otras gentes muy diversas que se fueron estableciendo en el occidente de la isla llegando a constituir la nación de Haití, que ya en 1804 declaró su independencia.

En la parte oriental de la isla los dominicanos, ya desde los comienzos, sufrieron las continuas invasiones de los haitianos. Estas continuas invasiones y ataques (1844, 1845, 1849) están reseñadas en el libro, porque constituyen la raíz de las malas relaciones entre las dos naciones, y sobre todo el antecedente más claro de la gran batalla de Santomé.

En esta época, el general Pedro Santana, entonces ya presidente, elegido desde la independencia de la República Dominicana, en 1844, quería ceder la bahía de Samaná a los Estados Unidos. Esto causó gran miedo en Haití, que veía que así peligraría la isla. Formaron un gran ejército, y como comandante en jefe iba el autoproclamado emperador Faustine I, con un contingente de unos 13.000 hombres al mando de los mejores generales de Haití. Santana dio el encargo de la defensa a Cabral que se atrincheró en San Juan, y él se retiró a Azua. El ejército haitiano consideraba cosa fácil vencer la resistencia de Cabral para luego llegar a Azua y acabar luego tomando Santo Domingo. Pero la bravura de los dominicanos y la estrategia de Cabral, dio al traste con las pretensiones haitianas.

El autor del libro relata con detalle la batalla y los pormenores que la precedieron y siguieron, destacando el papel fundamental que Cabral desempeñó en ella y en la victoria final, que destruyó por completo al ejército haitiano. Esta fue la última invasión de los haitianos y el fin del emperador Faustine I.

En la página 128, se enumeran las 10 consecuencias importantes de la batalla de Santomé: 1. La reafirmación de la nacionalidad dominicana; 2. La consolidación de la República Dominicana como Estado soberano; 3. El fortalecimiento del gobierno de Pedro Santana; 4. El fusilamiento de los principales oficiales haitianos que participaron en la batalla; 5. El fortalecimiento de la moral de los combatientes dominicanos; 6. El ascenso a general de brigada del coronel Eusebio Puello; 7. El ascenso de soldados y oficiales dominicanos; 8. La impopularidad del emperador Faustine I, y su posterior derrocamiento; 9. La sepultura de las pretensiones haitianas de apoderarse de Santo Domingo; 10. El surgimiento del general José María Cabral y Luna como uno de los tres líderes más importantes de la nación.

Cierra el libro un capítulo interesante en que se cita una obra del general Máximo Gómez (Páginas dedicadas a mi hija Clemencia, Recuerdos, 1881) en que se comprueba claramente que participó en la batalla de Santomé, aunque entonces era aún muy joven.

Si tuviera que citar el mayor mérito de este librito -ya que es en realidad un libro corto y con un tema muy concreto-, yo se lo daría a todo lo que está implícito y supuesto en lo que narra, y que invita al lector a seguir leyendo e investigando más en muchos de los temas y personajes que toca. Un mal libro es el que se termina de leer y no se vuelve a retomar nunca y ni siquiera suscita interrogantes o curiosidades para seguir leyendo sobre el tema. Este libro que presentamos hoy es un buen libro precisamente porque suscita muchas preguntas por saber más, por conocer, por qué sucedieron esos hechos y por seguir buscando y leyendo en otros libros sobre la apasionante historia de la isla Santo Domingo. Para ello el autor nos ofrece una selecta Bibliografía en la que poder seguir conociendo y abriendo nuevas puertas al acercamiento a la historia de la República Dominicana y a su héroe, el general José Maria Cabral y Luna.

Felicito al autor por su obra y espero que sea muy bien acogida por los lectores y que tenga una amplia y abundante difusión tanto en su país como aquí en Taiwán.

Muchas gracias por su atención.

El autor es profesor del Departamento de Español de la Universidad Fujen, Hsinchuang, Taipei, Taiwán.



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